“Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado”. Este antiguo proverbio chino sirve para ejemplificar de forma clara que la colaboración y las redes de contacto son una pieza clave para lograr nuestros objetivos y tener éxito.
En el mundo actual, el networking se ha convertido en una herramienta esencial para el desarrollo profesional y personal. Para que esta práctica sea verdaderamente exitosa, es esencial tener habilidades sociales que permitan forjar y mantener relaciones significativas. La impresión inicial que damos a través de nuestra comunicación e interacción puede abrir o cerrar puertas a nuevas oportunidades y conexiones más profundas.
A lo largo de mi trayectoria profesional me fui dos veces a vivir fuera del país. La primera a España hace muchos años atrás, y la segunda a París, a finales del 2018. En ambas fue vital para mí generar vínculos, establecer confianzas y conocer a personas que hicieron que la experiencia no solamente fuera fructífera sino única. Además, fui parte de grupos de extranjeros y de empresarios que me otorgaron un sentido de comunidad y apoyo, ya que compartir experiencias y desafíos con otros que enfrentan situaciones similares, tanto personales como profesionales, puede ser muy valioso y alentador.
Es por eso que cuando esta querida Comunidad de Mujeres INfluyentes me invitó a escribir esta columna sobre networking no dudé en compartir mi experiencia. Antes de fundar la agencia de comunicaciones Zeta Comunicaciones, hace ya 16 años, ser parte de un conjunto de pares que fui conociendo a través de mi vida profesional fue clave para potenciar oportunidades de desarrollo, compartir conocimientos, asesoramiento y colaboración. Al mismo tiempo, pertenecer a asociaciones fue fundamental para tener una mayor visibilidad a través de talleres, seminarios o certificaciones que ayudan a mejorar nuestras habilidades y mantenernos actualizados en las tendencias y avances de la industria no solamente en Chile sino que también en el extranjero. Todo lo anterior me dio bases sólidas y fuerza para emprender.
A pesar de lo importante que es la estrategia en el ámbito del networking, en mi camino profesional me di cuenta que las redes no solo se construyen como parte de un plan sino que éstas también son el resultado de la colaboración desinteresada, de la honestidad, de tener visiones similares y de la empatía. La capacidad de ponerse en el lugar del otro y entender sus emociones y puntos de vista es fundamental para construir conexiones auténticas y significativas, y al mismo tiempo nos permite responder de manera más adecuada y sensible a las expectativas de los demás.
Es cierto que las redes de contacto no están distribuidas equitativamente entre todos los profesionales talentosos, sería ideal que así fuera, pero hemos dado pasos importantes en esa dirección gracias a la mayor horizontalidad que va adquiriendo nuestro tejido social y al infinito horizonte que se nos abre con la tecnología. Uno de los mayores ejemplos es Linkedin, red social que fue creada en 2002, y que ha ayudado a consolidar una potente comunidad de negocios y de profesionales. Es extraordinario que, en dos décadas, haya permitido democratizar las redes de contacto al punto de traspasar ciudades, países y continentes reuniendo a más de 1000 millones de usuarios a nivel global.
En definitiva, el networking se convierte en el arte de tejer redes que no solo conectan personas, sino que también entrelazan destinos y oportunidades. En un mundo donde las conexiones humanas suelen ser utilitarias, la habilidad de cultivar relaciones auténticas se erige como el verdadero motor del éxito, trazando así un camino hacia horizontes profesionales y personales más amplios y prometedores.
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